Felipe Frydman
Economista. Diplomático.
Ex embajador argentino en el Reino de Tailandia.
1. LA SITUACION ACTUAL
La contienda electoral en los Estados Unidos está tomando un giro dramático. Los enfrentamientos entre los manifestantes identificados con el slogan “Black Lives Matters” y los grupos denominados patriotas en Portland, Oregón, se han sumado a las trágicas consecuencias de la crisis del COVID 19 que provocó 180.000 muertes y la peor crisis económica desde la Gran Depresión de 1929.
El Presidente Trump que se encaminaba a una fácil reelección basada en el comportamiento económico de los últimos tres años se encuentra en una situación defensiva ante las acusaciones por la minimización de la gravedad de la pandemia en los primeros meses y por las críticas a las reivindicaciones contra la violencia policial.
La economía de los Estados Unidos tuvo un crecimiento del 2,2% en 2017, 3,18 en 2018 y 2,3% en 2019 completando un ciclo de 10 años después de las caídas de 2008 y 2009 como consecuencia de la crisis financiera. La tasa de desempleo en los meses previos a la pandemia osciló en 3,5% inferior a los niveles considerados de desocupación friccional.
El Presidente Trump sostiene que las cifras indican el éxito de sus políticas económicas basadas en la disminución de los impuestos, reducción de las trabas burocráticas y la renegociación de los acuerdos de libre comercio con México, Canadá, Japón, Corea y el aumento de los aranceles a las importaciones provenientes de China.
Los críticos afirman que la política económica de los últimos tres años continuó con la recuperación ya presente durante el gobierno de Barack Obama y que la reducción de los impuestos provocó un aumento del déficit fiscal sin consecuencias sobre la tasa de inversión que se mantuvo en el 21% después de haber caído al 17,8% durante la crisis 2008/09. La reducción de los impuestos se tradujo en una recuperación del índice del Dow Jones que pasó de 18.000 a 29.000 y que muchos adjudican a la recompra de acciones por la mayor liquidez y por las facilidades para la repatriación de fondos depositados off-shore.
La reforma impositiva tuvo el propósito de promover las inversiones y desalentar la transferencia de la producción hacia terceros países donde las tasas corporativas son menores. Sin embargo, las inversiones no dependen solo de las tasas impositivas sino de la existencia de oportunidades. La economía de los Estados Unidos representa el 20% de la economía mundial y con un ingreso per cápita de 60.000 dólares, y las nuevas oportunidades están concentrándose en industrias de conocimiento intensivo que no requieren de grandes inversiones.
2. LA CRISIS DEL COVID
La crisis del COVID interrumpió en febrero con toda fuerza en los Estados del Este. La primera respuesta fue restarle importancia con el propósito de evitar el pánico y tampoco existió interés en fijar una política coordinada con los gobernadores. El Presidente Trump ignoró todas las medidas de precaución para contener la propagación por sus efectos negativos sobre la economía que constituía su principal argumento para imponerse en las elecciones.
Las demoras para restringir los vuelos internacionales provenientes de China y Europa contribuyeron a una rápida propagación del virus. Tampoco existe en los Estados Unidos disciplina social para aceptar las restricciones a la circulación; por el contrario, la sociedad norteamericana tiene muy arraigado los conceptos de libertades individuales y el derecho a resistir la intromisión del Estado. Las peleas con los gobernadores demócratas tampoco colaboraron a unificar el discurso y cada Estado optó por decidir su propio curso de acción. El número de fallecidos ya supera los 185.000.
El segundo evento que interrumpió en el año electoral fue la muerte por asfixia de George Floyd. Al momento de su detención, el oficial de policía Derek Chauvin colocó su rodilla sobre el cuello de Floyd para inmovilizarlo a pesar de tener sus manos sujetas a la espalda por esposas. La frase de Floyd diciendo “no puedo respirar” se convirtió en una bandera para las incontables manifestaciones de solidaridad que se esparcieron por todas las grandes ciudades reclamando un fin a la violencia policial contra los afroamericanos. La defensa del oficial Chauvin sostiene que la muerte de Floyd se produjo por sobredosis y que el torniquete forma parte del entrenamiento del personal policial sin consecuencias graves.
Las manifestaciones contaron un fuerte apoyo en los centros urbanos como protesta, ya no solo contra el accionar policial, sino también contra la discriminación, la desocupación y los niveles de pobreza de la gente de color en los Estados Unidos. Muchas de estas demostraciones terminaron en ataques y destrucción de negocios en los centros comerciales. Mientras los demócratas acompañaron los reclamos el Presidente Trump condenó la violencia demandando una rápida aplicación de la ley para evitar la destrucción y los saqueos.
3. LA VIOLENCIA
Los incidentes de Portland donde se enfrentaron diferentes grupos identificados en “Black Lives Matters” y seguidores del Presidente Trump causaron ya tres víctimas. El Presidente Trump reiteró su posición denostando al Alcalde y Gobernador de Oregon por la incapacidad para controlar los incidentes.
El candidato John Biden si bien condenó la violencia, los saqueos y la destrucción, sostuvo que el discurso divisivo del Presidente Trump y sus continuos llamados a la represión solo han atizado los problemas y agravado la situación. El discurso conciliador de Biden contrasta con la agresividad expresada por Trump que ha hecho de su política “ley y orden” el eje de su campaña para fortalecer la base de su electorado.
Mientras los demócratas están tratando de expandir su mensaje para atraer a los votantes decepcionados con las políticas de Donald Trump, el Presidente pareciera concentrarse en consolidar la base que posibilitara su triunfo en 2016. El discurso nacionalista de Trump se complementa identificando a Biden con las ideas socialistas que tratan de subvertir los valores de la sociedad norteamericana.
La contienda electoral está planteada en términos dramáticos. No se trata de una disputa entre diferentes políticas sobre más o menos seguro de salud, más o menos déficit fiscal o más o menos impuestos. Los contendientes han llevado la contradicción a niveles quizás no vistos anteriormente.
Para Biden, Trump constituye una amenaza a la democracia y para Trump, Biden esconde la destrucción de la libertad y los derechos individuales. Estas acusaciones podrán escalar a medida que se aproxime la fecha y más aún cuando no se perciba con claridad una definición del ganador. Es de esperar que las instituciones que siempre han sido reconocidas como los pilares de la Constitución puedan contrarrestar los intentos de alterar el proceso electoral y canalizar positivamente las discrepancias entre los dos grandes partidos.
Las encuestas señalan una ventaja de algunos puntos para el candidato demócrata. Sin embargo, la estabilización de la crisis del COVID, la incipiente recuperación y el comportamiento de los mercados financieros han acrecentado las posibilidades de Donald Trump. Todavía falta evaluar como el endurecimiento de los discursos está afectando el ánimo del electorado.
4. LA PLATAFORMA DEMOCRATA
La plataforma demócrata de John Biden retoma las líneas tradicionales del partido. El Partido Demócrata históricamente fue apoyado por las centrales de trabajadores FLO-CIO en contraposición al Partido Republicano cuyo sostén estaba en las centrales empresarias. Los cambios en la economía norteamericana en especial a partir de los años 90 caracterizados por una declinación del sector manufacturero y un aumento del sector servicios produjeron una reorientación de las políticas demócratas bajo las presidencias de Bill Clinton y Barack Obama donde se priorizaron las relaciones con los nuevos sectores productivos y la inserción en la globalización.
George H. Bush fue el artífice del NAFTA que fue aprobado con una mayoría republicana durante la presidencia de Bill Clinton; los Acuerdos de la OMC en 1995 y la normalización de las relaciones comerciales con China en 2001 tuvieron lugar durante la presidencia de Clinton y fue ratificada al inicio del mandato de George W. Bush.
Barak Obama impulsó, cuando su Canciller era Hillary Clinton, el Acuerdo de Libre Comercio TTP.
John Biden siempre mantuvo estrechos contactos con AFL-CIO y su plataforma pone énfasis en la expansión de la industria, la revalorización de las cadenas de valor y el fortalecimiento de los sindicatos y el proteccionismo. Los capítulos de la plataforma denominados “Buy America” por 700.000 millones representan un esfuerzo dirigido a revitalizar la industria y expandir las inversiones en investigación y desarrollo.
El programa consiste en 400.000 millones para compras públicas y 300.000 millones para investigación y desarrollo. La presentación enfatiza la necesidad de dirigir las compras públicas a la industria nacional, garantizar que los productos “Made in America” tengan componentes nacionales, revisar las reglas de origen y controlar que no haya desviaciones en favor de productos extranjeros.
Los Estados Unidos siempre han pujado por la apertura de los mercados de compras públicas en terceros países para brindarle mayores oportunidades a sus empresas. Esta política quedó reflejado en el Acuerdo Plurilateral de Compras Públicas de la OMC donde se garantiza el acceso a las empresas de terceros países a las compras de los Estados firmantes para lograr una mayor transparencia y un uso eficiente del gasto público. La propuesta de Biden altera los acuerdos internacionales y desanda la posición tradicional de los Estados Unidos para la apertura de los mercados de compras públicos.
La plataforma contiene también advertencias sobre los pedidos de excepciones para el compre nacional sobre la base de la no-existencia de producción nacional. El Gobierno ejercerá un control especial para garantizar el éxito del programa mediante el desarrollo de proveedores y la participación de las pequeñas y medianas empresas.
El programa también incluye el fortalecimiento de las organizaciones sindicales a través de la iniciativa Protegiendo el Derecho a Organizarse (PRO) y limitando la interferencia de las empresas de obstruir los intentos de los trabajadores de formar sus entidades gremiales.
También se promueve la utilización de la flota nacional para todo transporte de cabotaje con la implementación de la Ley Jones que requiere que el transporte entre puertos de los Estados Unidos sea realizado exclusivamente con buques construidos en el país y que sean operados y pertenezcan a ciudadanos norteamericanos o con residencia permanente. El propósito es promover la fabricación de barcos en los astilleros locales.
El Presidente Trump calificó la propuesta de “Buy América” como una copia de “América First” porque ambas promueven el crecimiento del sector industrial y mayores incentivos para la relocalización de las empresas instaladas en terceros países. Mientras Trump utilizó la rebaja del impuesto corporativo y los aranceles como instrumentos para alcanzar esos objetivos, Biden eligió herramientas más activas como el compre nacional
5. LA RELACION CON CHINA
Las críticas formuladas por Biden a China coinciden con el análisis efectuado por Trump.
En el 2201 Biden votó a favor de la normalización de las relaciones. La diferencia es el método no el diagnóstico. La plataforma de Biden explicita la necesidad de avanzar con una mayor inversión en las nuevas tecnologías.
Según los documentos, en 1964 los Estados Unidos invertía en R&D 2% del PBI y actualmente sólo el 0,7%. La diferencia entre uno y otro porcentaje equivale a 250.000 millones. El objetivo es avanzar en nuevos materiales, salud y medicina, biotecnología, energía limpia, automóviles, aeroespacial, inteligencia artificial y telecomunicaciones para mantener las ventajas comparativas. Los fondos serán provistos a los Institutos oficiales y también otros programas destinados a las pequeñas y medianas empresas y universidades. La plataforma apunta a los objetivos del programa del Gobierno chino “Made in China” 2025 que tiene el propósito de integrar y desarrollar los sectores industriales de alta tecnología y que fue calificado por los Estados Unidos como incompatible con el funcionamiento de las economías de mercado por la participación de las empresas estatales y los subsidios.
La plataforma no ahorra críticas al Programa Fase I con China firmado entre los dos países el 15 de enero de este año calificándolo de desastroso porque no apunta a detener los abusos comerciales y el incumplimiento de sus compromisos en el marco de la OMC. Sobre el tratamiento de la relación con China Biden recomienda:
- Adoptar medidas comerciales agresivas con China y cualquier otro país que pretenda afectar la industria manufacturera con prácticas desleales incluyendo manipulación del tipo de cambio, dumping, empresas estatales o subsidios.
- Coordinar las acciones con los aliados para presionar al Gobierno de China y otros que cometan abusos incluyendo los sectores que tienen sobrecapacidad desde acero y aluminio y fibra óptica hasta astilleros y otros sectores.
- Confrontar con aquellos que pretendan robar la propiedad intelectual de las empresas americanas.
- Obligar a las empresas americanas a devolver las contribuciones estatales y beneficios impositivos cuando transfieran empleos al exterior.
- Revisar la política impositiva que aliente la tercerización.
- Apoyar a los sindicatos independientes en los Estados Unidos y en cada uno de los socios comerciales.
- Efectuar un estudio de las cadenas de valor para lograr la repatriación de aquellas consideradas indispensables.
- Eliminar los incentivos a las empresas farmacéuticas y otras para mudar sus plantas al exterior.
Las estadísticas muestran el creciente déficit comercial de los Estados Unidos con China hasta 2018 cuando alcanza los 418.953 millones. Al año siguiente, con el aumento de los aranceles, el déficit disminuye un 18%. Los datos correspondientes a los primeros seis meses de este año también muestran una caída aunque es difícil adjudicarlo a un único motivo por la crisis del COVID.
Las afirmaciones de John Biden respecto a las negociaciones reflejadas en el Acuerdo Fase I son típicas de la campaña electoral. El Acuerdo no solo se refiere a los temas comerciales donde se incluye importantes compromisos de compras adicionales, en especial de productos agrícolas, sino que contiene obligaciones sobre propiedad intelectual, acceso a los mercados de servicios y simplificación de las normas sanitarias y otras barreras al comercio.
China continuará ocupando el centro de atención de los Estados Unidos independientemente de quien se imponga en las elecciones de noviembre. La expansión de China a nivel internacional económica, política, tecnológica y militar constituye un desafío real para la hegemonía de los Estados Unidos y más aún cuando Xi Jinping continúa desarrollando una activa promoción del modelo chino de gobernanza. China está calificada como el principal problema de seguridad de los Estados Unidos.
John Biden se diferencia de Donald Trump por su estilo, lo cual permite mayor previsibilidad y menor agresividad en las relaciones internacionales. Biden tiene una larga experiencia en asuntos internacionales como Senador y como Vicepresidente de Obama. Esto aseguraría un diálogo con los principales socios y un enfoque multilateral para contener la expansión de China que contribuiría a disminuir las tensiones en momentos en que el mundo necesita abocarse a la reconstrucción.
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